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DEL TEATRO A LA GRAN PANTALLA:

el arte de ensanchar La Ternura
Por definición, adaptar implica “modificar”, entonces ¿por qué se siguen juzgando las adaptaciones según una dictadura de la fidelidad?

Por: Ana Mora

Abril de 2024

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A partir de la aclamada obra de teatro La Ternura, escrita por Alfredo Sanzol, y su reciente adaptación a cine realizada por el director Vicente Villanueva, reflexionamos junto a los actores Paco Déniz (protagonista de la versión teatral) y Fernando Guallar (protagonista del largometraje) sobre el proceso y el valor de las adaptaciones como reescrituras que expanden las obras entre disciplinas artísticas diferentes. ¿Qué diferencias hay entre interpretar sobre las tablas y en localizaciones frente a la cámara? ¿Qué convergencias interpretativas se dan en ambas disciplinas? ¿Cuál es la razón de ser de sendas versiones?

 

Una tercera acepción de la RAE define ‘adaptar’ como “modificar una obra científica, literaria, musical, etc., para que pueda difundirse entre el público distinto de aquel al que iba destinada o darle una forma diferente a la original”. Por definición, adaptar implica “modificar”, entonces ¿por qué se siguen juzgando las adaptaciones según una dictadura de la fidelidad?

 

A menudo las adaptaciones despiertan ciertos prejuicios que llevan a valorarlas en función de lo que “se ha perdido” en el paso de una disciplina originaria a otra a la que se acomoda o, mejor dicho, con la que se reinventa una obra a partir de los mecanismos de una manifestación artística distinta. Es así como las adaptaciones ponen sobre la mesa un debate antiguo y sostenido en el tiempo acerca del valor y la legitimidad de estos textos que conforman reescrituras de otros ya existentes. Partiendo y asumiendo la obvia diferencia, hemos de aceptar que el resultado dispone propuestas diversas. 

 

En búsqueda de una reflexión sobre el arte de la adaptación, Actores y Actrices Revista ha citado a profesionales que han trabajado en la obra de La Ternura, tanto en su versión teatral como cinematográfica.

 

Teatro y cine. Cine y teatro. Mientras el teatro tiene mucho de imaginar a través de un pacto que se alza entre dramaturgos, actores y público, el cine juega con un registro codificado a través de mecanismos que hacen más explícito el universo propuesto. En este sentido, el teórico sobre adaptación Robert Stam, hablaba de “diferencia automática” (‘automatic difference’) e inevitable. El espectador teatral, al igual que el lector, accede a la historia contada generalmente desde un escenario, la recibe y digiere a través de un proceso simbólico y mental que le lleva a configurar imágenes haciendo uso de su imaginación. Por su parte, el espectador cinematográfico se mueve en dirección contraria, a través de un primer contacto en imágenes que deviene en la determinación simbólica de lo materializado. Por ello, cuando la lectura libre e imaginativa del espectador no coincide con la del director, puede resultar algo chocante.

Paco Déniz para Actores & Actrices Revista. Foto: Ana Mora

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Este montaje teatral yo lo comparo con surfear

La Ternura teatral es puro imaginario actoral

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Paco Déniz en la función de teatro 'La Ternura'

 

En este sentido, Paco Déniz, protagonista de la versión teatral de La Ternura, quien da vida al Leñador Verdemar, cuenta que La Ternura teatral es puro imaginario actoral”, la puesta en escena es “prácticamente un espacio vacío solo decorado con unos telones que, una vez los cruzas, tan solo hay tres troncos”, “incluso, cuando te vas a un teatro grande, apenas ves esos troncos, estás solo ahí” (ríe). Según cuenta el protagonista, la historia en teatro se narra a través de “un trabajo cien por cien actoral, un trabajo de texto, físico y de imaginario”. “Este montaje teatral yo lo comparo con surfear” confiesa, “no te da tiempo de nada, en cuanto entras a escena, viene la primera ola y, sin tiempo a reaccionar, ya viene la segunda, la tercera, luego la cuarta, la quinta… así hasta que termina la función y logras salir a la a la arena otra vez; no hay tiempo de parar”.

“Me da envidia”, expresa por su parte Fernando Guallar como respuesta a las palabras de su compañero. Guallar interpreta al Leñador Verdemar, el mismo personaje que Paco Déniz, pero en la versión cinematográfica, por lo que ambos encarnan el mismo papel en las diferentes propuestas. “Si soy sincero, te escucho y pienso: qué bonito tiene que ser hacerlo en teatro”, “es tan diferente rodar la peli a que se abra el telón, salir a escena y estar dos horas con eso vivo y con un motor muy activo”. En este sentido, “en el teatro hay un arco real, es pegarte el viaje de principio a fin sin parar”.

 

Refiriéndose al proceso adaptativo, Guallar reconoce que “el director de la película tiene el poder de construir algo que solo ha estado en el imaginario de la gran cantidad de espectadores que ha tenido la obra”, lo cual supone “una responsabilidad también”.

Escena de Fernando Guallar en la película 'La Ternura'

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Hasta ahora, nunca había hecho una película en la que la gente se riera tanto en la sala

Es tan diferente rodar la peli a que se abra el telón

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Fernando Guallar para Actores & Actrices Revista. Foto: Ana Mora

“A nivel de interpretación la película es completamente distinta a la obra de teatro, porque ahí es donde el director entra en juego” apunta por su parte Vicente Villanueva, director del largometraje. “Estoy seguro de que tres directores enfrentados al mismo material hubieran hecho algo completamente diferente porque hay mil millones de maneras de interpretar un mismo texto, y ahí es el director el que está marcando la tesitura”, reconoce el cineasta. “Además, justo eso lo hablé con Sanzol, a nivel de interpretación hay muchos matices que en la obra se dicen de una manera y yo los he jugado de otra. Ahí es donde está la labor de la dirección, ¿no?”.

En este sentido, Fernando Guallar reconoce el gran trabajo interpretativo que ha supuesto esta obra. “Para mí ha sido una oportunidad para jugar en el audiovisual y ser muchísimo más versátil de lo que estoy acostumbrado”, reconoce. “Yo, sinceramente, hasta ahora, nunca había hecho una película en la que la gente se riera tanto en la sala”, “era muy bonito sentir cómo la gente reaccionaba en directo”.

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     A nivel de interpretación la película es completamente distinta a la obra de teatro

     Lo que he hecho es respetar al máximo el lenguaje y los diálogos que da Sanzol

Vicente Villanueva para Actores & Actrices Revista 

Una de las claves principales de la obra reside en el texto y el lenguaje, pues La Ternura se alza sobre un profundo y bello texto construido en prosa poética que evoca directamente al Siglo de Oro, época en la que se enmarca el relato. “Lo que he hecho es respetar al máximo el lenguaje y los diálogos que da Sanzol”, expresa Villanueva. “En ningún momento quería alejarme de eso, sino todo lo contrario, pretendía que eso remara a favor nuestro”. Si bien, también hay un proceso de adaptación a la hora de interpretar y escenificar esa propuesta textual. “Yo al texto le he dado muchas vueltas”, reconoce, “es verdad que he quitado muchas cosas, otras las he cambiado de orden, he puesto frases de unos personajes en boca de otros porque en ese momento me convenía, he convertido monólogos en diálogos, he hecho muchas variaciones”. “Aparentemente, la ves y te parece que hay poco cambio, pero realmente hay mucho de adaptación”, confiesa. “Aunque el lenguaje nos pudiera sonar muy teatral, mi insistencia a la hora de llevarlo a escena era rebajarlo mucho”, reconoce el director. “Yo siempre trabajo mucho con los actores y, por ejemplo, les daba tareas para que pareciera que estaban hablando de algo muy mundano, para quitarle todo lo rimbombante que pueda tener el texto”, “decir eso como si estuvieras diciendo otra cosa, quitándole importancia”. En este sentido el director cinematográfico confiesa: “A mí siempre me gusta jugar a la contra, ¿no? Y así es como está dirigida un poco toda la película: cuanto más bonito era, más a la tierra lo bajábamos”.

 

Por su parte, Fernando Guallar reconoce la importancia de llevar ese lenguaje teatral al audiovisual “era muy importante ese paso, cómo llevar ese texto al audiovisual de la manera más homogénea posible entre los seis compañeros porque algunos estábamos más teatrales, otros más con la cámara…, había que encontrar un código homogéneo”. “Recuerdo las primeras lecturas de mesa y los primeros ensayos como algo muy muy  bonito”, confiesa el actor.

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En definitiva, Vicente Villanueva reconoce el placer por trabajar en el arte de la adaptación y lo grato que ha resultado hacerlo en esta obra, “Sanzol desde el principio fue muy generoso”, “es una adaptación muy fiel, pero a la vez nos hemos tomado muchas licencias para convertirla en una película”. “Mi labor era, por un lado, respetar al máximo la esencia de la obra y luego convertirla a audiovisual”.

 

Para finalizar, en un intento de reflexionar sobre la ternura en nuestro presente, los protagonistas de la obra reconocen la importancia de este sentimiento que se tiene más olvidado de lo que debería. “Para nosotros también ha sido un ejercicio de recolocar ciertas piezas, de señalar prioridades”, confiesa Fernando, “tanto la obra como la película tienen mucho que decir en una sociedad donde se hace poca apología de la ternura, de la amabilidad, de la escucha, de la empatía y ojalá hubiera muchísima más ternura en estos tiempos que corren últimamente”. Por su parte, Paco Déniz apoya la reflexión de su compañero y reconoce la importancia de dejar a un lado las pantallas que nos aíslan como seres humanos y sociedad, porque “esa ternura funciona a distancias cortas y, para ello, te tienes que quedar sin cobertura”.

 

“Me gustaría verte en la versión teatral”, bromea Paco Déniz a su compañero. “Si hacen otra adaptación, tendrás que hacer tú la cinematográfica y yo pasarme por el teatro”, le propone Guallar, ambos implicados incansables en el arte de propagar La ternura.

 Texto por Ana Mora

Diseño web por Alfonso Gómez

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