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entrevista a SALVADOR SUNYER, director artístico del festival Temporada Alta

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"Sin los actores no hay teatro"

Por: Antonio Hernández

1 de octubre de 2017 /

©Marti E. Berenguer

Antonio Hernández entrevista a Salvador Sunyer, director artístico de Temporada Alta, el festival de artes escénicas que se celebra en las ciudades de Girona y Salt durante los meses de octubre, noviembre y diciembre. Un festival que tiene el Premio Max de Nuevas Tendencias 2012 y que cumple 25 años de existencia.

 

¿Cómo definiría el festival Temporada Alta?

 

Básicamente, el objetivo del festival es poner en contacto a dos grupos. Uno es el de los ciudadanos y otro los artistas.

 

¿Cómo lo hace un festival de programación tan amplia con una gran variedad de públicos?

 

Programando para todo tipo de públicos. Unos prefieren comedias y encuentran comedias y otros prefieren tragedias y encuentran tragedias.

 

¿Es ese el motivo de que el festival tenga una programación familiar?

 

Hay festivales de todo tipo de teatro. De clásico, como el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, y de contemporáneo. Y hay festivales para todo tipo de público. Pero hay que crear ese público por eso programamos espectáculos infantiles o familiares.

 

Temporada Alta cumple 25 años ¿ha visto a lo largo de ese tiempo que el público infantil y juvenil al crecer se ha incorporado a espectáculos más adultos?

 

Si hubiéramos realizado este festival hace 10 años con 14 idiomas diferentes y un 35% de creación contemporánea nos habríamos quedado con la mitad del público.

 

En cambio, ahora, a pesar de tener este tipo de programación, el festival está al 95% de ocupación teniendo en cuenta que prácticamente no hay invitaciones. Solo para profesionales, como los críticos.

 

Por tanto, creo que hemos creado público. A día de hoy hay 4 espectáculos de creación contemporáneo, que suelen ser los que menos público atraen, y en nuestro caso están llenos.

 

En la página Web del festival hay un gráfico, como si fuera el plano de un metro, con distintos itinerarios artísticos ¿qué es lo que se pretende con esto?

 

Es un programa muy largo y muy diverso para públicos muy diferentes. Por lo tanto, lo que tenemos que intentar es facilitar al ciudadano que encuentre lo que quiere encontrar. Porque un programa de 97 páginas casi es un libro. Tienes que ser muy devoto para leerlo al completo.

 

Por eso preparamos itinerarios. Porque así tratamos de facilitar a la gente encontrar los espectáculos de su target, en los que puede estar interesados.

 

¿La propuesta es fundamentalmente teatral, porque la columna vertebral de esos itinerarios es teatro?

 

El eje central del festival es la escena. Y dentro de la escena hay teatro, música, danza y circo contemporáneos, hay incluso cine. Por un lado hay películas y por otro hay teatro que mezcla lenguajes diferentes. Lo que no programamos es danza clásica.

 

Si una persona que no vive en Girona o Salt no se quisiera perder este año Temporada Alta ¿qué fin de semana le recomendaría para acercarse a estas dos ciudades?

 

Responder a esta pregunta me resultaría más fácil si conociera a la persona.

 

Si le gusta la creación contemporánea no tengo ninguna duda, que venga el fin de semana del 23 al 26 de noviembre que en un fin de semana puede ver desde Castellucci hasta Conde de Torrefiel con Guerrilla.

 

Si le gusta el teatro internacional tiene varias opciones. Una sería a primeros de diciembre donde encontrará 4 ó 5 espectáculos de primer nivel.

 

Si le gusta la danza, que venga la segunda de noviembre donde va a encontrar Out of Context - for Pina de Alain Platel - les ballets C de la B o El Niño de Elche y María Muñoz.

 

Depende mucho de lo que busque el ciudadano. Con los itinerarios hemos intentado que decidir sea un poco menos difícil.

 

¿Cómo de importante son los actores para que Temporada Alta contrate un espectáculo?

 

Para nosotros el teatro son tres cosas: un texto, unos actores y el público. Ha habido muchos años que quien mandaba era el director. Es decir, los espectáculos se explicaban diciendo esto es de Ostermeier o el nombre de otro director.

 

Sin embargo, para nosotros el médium claro es el actor o la actriz. Sin ellos no hay teatro. Por tanto, son esenciales. Es lo básico. Son imprescindibles en teatro, como lo es el público.

 

©David Ruano

¿Hay alguna forma de interpretar o escuela de interpretación que le guste más al festival?

 

Al festival no. A mi como individuo sí. Aunque es cierto que como festival tenemos una cierta querencia por el teatro flamenco y centroeuropeo alemán. Y otra debilidad por el teatro iberoamericano, especialmente el argentino, por esa verdad que tienen los actores de allá.

 

¿Cuál es el secreto para que un festival como este que se hace en una ciudad pequeña cumpla 25 años y tenga la proyección que tiene?

 

Mucha gente trabajando y remando en el mismo sentido. Autores, actores, empresas, casi un tercio del presupuesto del festival lo proporcionan las empresas, y el público que nos sigue.

 

Otra cosa que ha ayudado es que no es un festival que se inventó un día con mucho dinero. Empezó como una cosa muy pequeña, con cuatro espectáculos, y ha ido creciendo de manera orgánica. Marcándose objetivos cada cuatro años. Preguntándose ¿dónde vamos a llegar? ¿Qué queremos conseguir?

 

El un festival es un árbol con ramas grandes enraizado en una zona. En general, los festivales teatrales y escénicos, suelen funcionar mejor en ciudades medianas y pequeñas que en ciudades grandes. Por ejemplo,  el Festival de Avignon

 

¿Por qué? Me lo he preguntado muchas veces. En una ciudad grande un festival se diluye mucho. Los artistas que acuden al festival no se encuentran entre ellos ni con el público. Los profesionales, tampoco tienen la visibilidad que tienen en una ciudad mediana y pequeña.

 

La mayor parte de los festivales son en ciudades de este tamaño porque son más adaptables. Son como juncos que por mucho aire que haga, el junco se inclina pero luego vuelve a su sitio. Se adaptan a la realidad. Tiene más capacidad de adaptarse a los cambios de la realidad que los que se celebran en ciudades grandes.

 

Entonces, ¿cuáles son los objetivos para los próximos cuatro años?

 

Sin abandonar lo que tenemos ahora, queremos ser puerta de entrada del teatro internacional y puerta de salida para el teatro que se hace aquí para que viaje por el mundo. Y ayudar a la creación de espectáculos mediante la producción.

 

Además, queremos llevar a cabo un programa que llamamos “a tempo, artes y formación”, con el que tratamos que los artistas que acuden al festival entren en todos los centros de enseñanza de la zona, desde P3 hasta las universidades.

 

La idea es que el festival no debe vivirse solo en los teatros o en el escenario. Sino que entre en las escuelas y que los artistas enseñen lo que es su trabajo .

 

Ya sé que es un programa complejo, pero creemos que en España hay un problema, y es que hay poca gente que siga las artes escénicas. Solo un 7% de la población va a al teatro una vez al año, en Francia es un 18% y en Alemania un 23%.

 

Esto pasa porque no se ha enseñado. Sí se enseña lengua y matemáticas, pero no cultura y arte. Por eso es un objetivo para nosotros.

 

¿Tienen sistematizados los encuentros entre los artistas que acuden a Temporada Alta o dejan que se produzcan libremente entre ellos?

 

No hemos hecho talleres ni cursos de forma estructurada, aunque sí lo hemos hecho de forma esporádica. Es otra asignatura pendiente que tenemos.

 

Lo que si hemos facilitado es el encuentro entre artistas, directores y productores. Por ejemplo, en la programación de Creación Contemporánea. Hacemos encuentros de los artistas con los productores para que les enseñen sus proyectos de futuro. Más dirigido a que los espectáculos que se vean o se piensen aquí puedan ser distribuidos fuera de aquí.

 

El espectáculo inaugural de Avignon cuenta con el mismo presupuesto que todo Temporada Alta que son 90 espectáculos. En mi opinión, en España se cuenta con muy poco dinero para producir y con un mercado reducido. Por eso es muy importante contar con muchos coproductores que pongan poco dinero cada uno. Así se podrán hacer espectáculos como Dios manda, en los que todo el mundo cobre como Dios manda. Y sobre todo dichos espectáculos podrán tener una vida mucho más larga local e internacionalmente.

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