Una conversación con Eva Green sobre gotelé, estrechas amistades con Rob Sheehan, David Castañeda o Elliot Page. Dirigir a Nicolas Cage o a Mario Casas, un viaje en el tiempo a 1990 o codirigir producciones junto a Tim Burton, son algunas de las experiencias que comparte con Actores y Actrices Revista el director de cine sevillano Paco Cabezas.
Más de veinte series dirigidas, entre las que destacan títulos como ‘La novia gitana’, ‘The Umbrella Academy’, ‘El alienista’, ‘Penny Dreadful’, ‘American Gods’ o ‘Tokarev’. “Normalmente mato a mucha gente en mis rodajes, es algo que me suele pasar mucho”, bromea. ¿La serie que le hubiera gustado dirigir? ‘Braking Bad’, “pero, ¿para qué tocar algo que ya de entrada es maravilloso?”, afirma.
Se confiesa “muy fan de los artistas que asumen riesgos, sean cuales sea”, reconoce que, al final, siempre confía en su instinto, “si algo me toca las entrañas, si me emociona, es la clave” y prefiere, como director, arriesgarse y apostar por la emoción, aunque a veces pueda equivocarse. “Prefiero ir viendo por donde me lleva la vida y soy feliz haciendo mi trabajo y conociendo a gente creativa que hace la vida más interesante”.
Ha sido todo un placer conversar con uno de los directores con más talento del panorama cinematográfico internacional. A continuación, la entrevista completa.
¿Cómo descubres o llegaste a la dirección? ¿Quiénes eran tus referentes?
Soy parte de la generación videoclub, ya desde muy pequeño mi plan de fin de semana en vez de jugar al fútbol era ir al videoclub y alquilar pelis o intercambiar pelis grabadas de Canal Sur a altas horas de la madrugada en el recreo del colegio. Viendo pelis de Sam Raimi o de Scorsese, dos directores con un punto de vista claro y potente empiezo a entender que existe esa figura del director y que yo quiero hacer eso. De ahí paso a dibujar comics, mis padres no pudieron comprarme una cámara así que siempre me acababan prestando una y solía meter siempre a mis amigos en todo tipo de líos, mientras ellos pensaban en salir con chicas yo solo pensaba en rodar un corto en blanco y negro musical y en que nos dejarán rodar gratis en una casa 'okupa'. Así fue un poco mi adolescencia, un continuo “querer contar” con pocos medios y muchas ganas.

Mientras mis amigos pensaban en salir con chicas yo solo pensaba en rodar un corto en blanco y negro musical
Sobre tu primera película como director ‘Carne de neón’ (2005), en la que diriges a Mario Casas, cuentas: “me abrió las puertas de Hollywood más que las del cine de mi barrio”, ¿cómo fue tu entrada en la industria estadounidense?
Al final, lo que descubres es que lo que los productores de Hollywood están buscando es una voz con personalidad. Recuerdo que ‘Carne de Neón’, a pesar de no hacer mucha taquilla, era una película con mucha personalidad, una rara avis para su tiempo, arriesgada, violenta y que ponía toda la carne en el asador. Desde mi primera película he tenido esa filosofía de “chico de barrio”, de “no me merezco estar aquí, no he estudiado en ninguna escuela de Cine, así que voy a hacer siempre cada película o cada serie poniendo todo de mí y arriesgándome, como si fuera la última” y eso es lo que llamó la atención en el Festival de Tribeca. Después, es largo de explicar, vienen muchas llamadas y reuniones en los Ángeles con agentes, productores, habré hecho, sin exagerar unas, 300 reuniones en Hollywood y a casi todas he ido en mi patinete porque sigo sin querer sacarme el carné de conducir.
¿Cómo se vive el audiovisual estadounidense desde dentro? ¿Qué diferencias han llamado más tu atención entre la industria de EE.UU y la española?
Cada vez se parecen más, la verdad es que tenemos unos equipos humanos, artísticos y técnicos cada vez mejores, y es que lo de “Hollywood” es un poco un concepto muy voluble. Rodar en Los Ángeles he rodado solo una vez, vas y tienes reuniones, sí, pero he rodado más en Toronto, en Budapest, en Dublín y cada vez más en España, ese es mi principal objetivo, ir trayendo a España cada vez más series internacionales. Lugares como Nueva Zelanda donde se rodó ‘El Señor de los anillos’ son increíbles sí, pero aquí hay localizaciones maravillosas y un equipo que ya no necesita “estar coordinado” por jefes de equipo americanos o ingleses. Y luego, el tiempo, ahora estoy rodando en Irlanda la nueva temporada de ‘Wednesday’ para Netflix y está siendo una experiencia increíble, pero llueve muchísimo y eso es algo que en España no ocurre, algo tan sencillo como tener horas de sol para rodar es muy importante. Perdón si me voy por la tangente, pero es que ya no hay una industria americana o española, cualquier película o serie necesita tener un concepto global, aunque sea un presupuesto grande o pequeño, las fronteras han desaparecido.

Mi principal objetivo es ir trayendo a Españan cada vez más series internacionales. Ahora me encuentro rodando en Irlanda la nueva temporada de 'wednesday' para netflix
Ya no hay una industria americana o española, cualquier película o serie necesita tener un concepto global, aunque sea un presupuesto grande o pequeño, las fronteras han desaparecido
Jenna Ortega en 'Wednesday'
Y, a nivel interpretativo, ¿hay diferencias entre la forma de trabajar de actores y actrices en ambos lados del Atlántico?
Los actores americanos e ingleses en general son muy todoterreno, en España también, por supuesto. Ahora, en poco tiempo, voy a embarcarme en el rodaje de una serie internacional en España, creo que aún no se puede decir cuál es, pero vamos a hacer un casting muy extenso porque hay mucho trabajo para actores y actrices españoles. La mayoría de actores en la veintena ya tienen muy buen inglés y creo que no vamos a tener problema en encontrar verdaderos talentos, una vez te acercas más a los 50-60 años se hace más complicado encontrar actores españoles con buen inglés y eso es una cosa que hay que mejorar y que generacionalmente irá ocurriendo. Como te decía antes, no hay gran diferencia, al final, trabajes con Mario Casas o con Sam Rockwell o Nicolas Cage, todos son actores y almas creativas y sensibles que quieren hacer un buen trabajo y cuando estás cara a cara, con un buen guion delante, eso es lo único que cuenta.
Como director, ¿cómo describirías tu relación con los actores y las actrices en el set? ¿Qué ingredientes no pueden faltar?
La confianza es la primera palabra que me viene a la mente, el actor o la actriz tiene que poder confiar en el trabajo con el director, es como un partido de tenis donde el actor lanza emociones, prueba cosas y el director le va diciendo: “maravilloso, funciona, pero ¿qué pasa si probamos un poco más en esta dirección?”. Es importante estar cerca de los actores, yo siempre tengo mis pequeños monitores, que muevo yo lo más cerca posible de los actores, para poder hablarles muy cerca, en el límite de la cámara. Por ejemplo, estoy viendo a Tim Burton rodar aquí en ‘Wednesday’ y es muy cercano y respetuoso con los actores, juguetón, en el buen sentido. Hay directores que no entienden la necesidad de crear esa intimidad con los actores y les hablan desde la distancia o les gritan, no digo ya que les hagan sufrir, que me parece lo peor, sino que no sepan comunicarse con actores y los traten como fichas de ajedrez. Me parece que eso ocurre con directores inseguros que en el fondo tienen miedo del proceso creativo, en el trabajo con los actores es donde está el alma de la película.
A nivel creativo, sueles poner el foco en la importancia de vuestro trabajo como ‘contadores de historias’. ¿Cuál es el papel del intérprete en este cometido -dentro del proceso creativo ?
Muy importante, al igual que como directores o directoras tenemos que exigirnos saber comunicar y saber conectar emocionalmente con el trabajo de los actores, a la vez, los actores y actrices tienen que aprender a entender su trabajo como una pieza de un engranaje más grande. Es decir, me ha pasado que un actor me ha dicho: “es que siento que la toma no es buena, que no he dado todo lo que podía dar” y, normalmente, probamos de nuevo. Pero si a veces siguen teniendo esa sensación, mi trabajo es decirles: “yo, que lo estoy viendo desde fuera, sé, siento, que lo estás dando, que lo que la película necesita de ti está ahí y está de puta madre, relájate y disfruta del camino”. Actores como Elijah Wood, por ejemplo, son muy conscientes de ello, de lo que la cámara enseña y lo que no enseña, y no es un elemento que tenga que ver con las actrices más clásicas que siempre preguntaban la óptica y el filtro para ver si salían más o menos favorecidas. Tiene que ver con que el actor tiene que entender también de guion, de narrativa visual y de qué “es importante emocionalmente” en la historia. A veces pasa que un actor te dice “es que un policía entraría así en la sala y haría tal movimiento”, correcto, pero yo también tengo que decirle: “cierto, pero lo que la cámara pide es que podamos ver tus ojos para ver la emoción”, ahí está la clave.
¿Qué puedes contarnos sobre trabajar con Nicolas Cage, Eva Green o Sam Rockwell?
Pues que son encantadores los tres, diferentes cada uno, pero todos trabajadores y disfrutan del día a día, de una escena bien construida, de jugar... Son grandes defensores, cada uno a su manera, de la interpretación como “juego”, como “Play”, donde es bueno tomar riesgos. Lo que los tres tienen en común es que no se quedan en la zona de confort, sino que prueban cosas como actores, y pueden equivocarse, claro, pero soy muy fan de los artistas, sean cuales sean, que asumen riesgos.

Voy a seguir haciendo películas o series, poniendo todo de mí y arriesgándome, como si fuera la última
Paco Cabezas junto a Nicolas Cage
¿Qué actor o actriz te encantaría convertir en protagonista de alguna de tus historias?
Bufff, no sé, la verdad es que he tenido mucha suerte. Ahora, por ejemplo, en ‘Wednesday’ estoy trabajando con Steve Buscemi al que descubrí en ‘Reservoir Dogs’ y ‘Fargo’... Sinceramente prefiero ir viendo por donde me lleva la vida y soy feliz haciendo mi trabajo y conociendo a gente creativa que hace la vida más interesante.
¿Qué consideras que debe tener un proyecto para aceptarlo?
Emoción, al final siempre confío en mi instinto. Si algo me toca las entrañas, si me emociona, es la clave. Luego, los diálogos se pueden mejorar, las localizaciones, buscar el mejor reparto, pero la clave está en que haya algo ahí, en el material, que te toque emocionalmente. Este es un trabajo a veces físicamente duro, donde te levantas a las 5 de la mañana un lunes y un viernes estás trabajando hasta las 5 de la mañana otra vez. Hay trabajos más duros, por supuesto, pero nos tienen que mover la pasión, desde el director o los actores, hasta los grips y los eléctricos.
Entre tus trabajos, resaltan títulos como ‘Penny Dreadful’, ‘The Umbrella Academy’ o ‘El alienista’ entre otros, ¿podrías contarnos alguna anécdota surgida durante los rodajes de estas series?
Bueno, tengo muchas anécdotas, no sé. Desde la conversación que tuve con Eva Green en los ensayos, donde me contó que estaba renovando su piso en París y de broma le dije que pusiera “gotelé”; hasta en ‘El alienista’, donde rodamos en un Nueva York del 1900, construido enteramente en Budapest. Nunca he visto unos decorados tan alucinantes y cientos de extras vestidos de época, fue realmente como viajar en el tiempo. Nunca he tenido una sensación tan fuerte de viaje a otra época como en ‘El alienista’. Y ‘The umbrella Academy’ la verdad es que es una serie a la que le tengo mucho cariño, hice mucha piña con los actores, son cada uno de su padre y de su madre y, curiosamente, muy parecidos a los personajes que encarnan en la serie. Hice muy buenos amigos con Rob Sheehan, David Castañeda o Elliot Page.

Nunca he tenido una sensación tan fuerte de viajar a otra época como en 'El Alienista'

Dakota Fanning, Luke Evans y Daniel Brúhl en 'El alienista'
Eva green y Josh Hartnett en' Penny Dreadfull' '
Por otro lado, en España, recientemente has llevado a la pantalla la adaptación de novelas como ‘La novia gitana’ o ´La red púrpura’. ¿Qué implica adaptar al audiovisual una historia que ya ha recibido tanto reconocimiento a través del libro? ¿Supone cierta responsabilidad añadida?
La verdad es que lo que más he agradecido de la trilogía de ‘La Novia Gitana’ es la libertad creativa. Los autores han sido muy abiertos a que, temporada tras temporada, vayamos ampliando y modificando la historia. Es algo muy curioso, el trabajo de los actores, -de Nerea Barros, Lucía Martín Abelló, Vicente Romero, Mona Martínez, Francesc, bueno, todos-, ¡es tan bueno! Hemos creado algo de lo que estamos tan orgullosos, que en nuestra opinión los personajes transcienden la novela original y te piden que pasen cosas diferentes, es como si hubieran crecido en pantalla y las novelas se nos quedasen cortas. Entiendo que a algún fan de la novela puede molestarle que no sigamos la trama al pie de la letra, pero es que creo que así es mucho más disfrutable porque la adaptación, la transformación de lo contado en los libros, al mutar, se acerca mucho más a las emociones que me provocaron en su momento al leerlos.
Por si la dirección cinematográfica no era suficiente, diriges el podcast “Casa Paco”, al que invitas a “directores, guionistas, actores y almas creativas en general, para descubrir por qué contamos historias”. ¿A qué conclusiones llegáis: por qué contáis historias? ¿Qué te llevó a entablar estas conversaciones? ¿Qué te aporta cada episodio?
Fue un poco una necesidad que me surgió por varias razones. Me interesa mucho saber lo que sienten otras personas creativas, los procesos emocionales, los altos y los bajos, y creo que no se suele hablar mucho de ello. Por un lado, si te encuentras en un estreno o en una fiesta, -a las que, la verdad, no voy a menos que me obliguen los distribuidores-, es raro poder tener una conversación profunda e interesante. Estamos todos demasiado tensos por todo lo que ocurre alrededor, la prensa, el resto de gente vestida de gala… tengo siempre la sensación de estar en una boda de la que quiero huir. Y luego, muchas veces las entrevistas de prensa son muy cortas, a los pobres periodistas no les da el tiempo suficiente, ni en la misma entrevista ni luego en el medio escrito o en tele, de ahondar. Luego, creo en el “quid pro quo”, como decía Hannibal Lecter a Clarice Starling: yo te cuento algo y, a cambio, tú me cuentas otra cosa. A veces me repito contando anécdotas, pero es que quiero que el invitado se sienta cómodo, si yo comparto algo mío, personal, ellos lo harán también.

El peor pecado de una serie es cuando hay una y otra temporada y no avanza
Me mosquea un poco las películas que se acaban en un segundo acto y no hay una resolución
clara
Paco Cabezas. Diector de cine y televisión
¿Cuál dirías que es el peor final de una película o serie? ¿Qué final le darías tú como guionista y director?
No te puedo decir un ejemplo específico. Bueno, prefiero no decirlo por educación. Yo diría que el peor pecado de una serie es cuando hay una y otra temporada y no avanza, y notas que no hay nada más que contar que en la primera temporada. Ya quedó dicho lo que había que decir y eso se nota cuando una serie se extiende sin un objetivo claro. En películas me suele pasar que me mosquean un poco las pelis que se acaban en un segundo acto y que no hay resolución clara. A veces el cine más autoral se esconde detrás de una modernidad, de una fachada, de un “traje nuevo del emperador”, donde el espectador piensa: “no entiendo el final ¿por qué se ha acabado así la peli?, seré yo que soy un poco tonto” o, al menos, eso es lo que suelo pensar yo. Pero, en realidad, es el autor de la peli, que no sabe cómo acabarla y se escuda en “si no se entiende es que es arte”. Y a mí, la verdad, eso me mosquea un poco. Prefiero, como director, arriesgarme y apostar por la emoción aunque a veces pueda equivocarme.
¿Y la película o serie que te hubiera encantado dirigir?
‘Breaking Bad’. Pero, ¿para qué tocar algo que ya de entrada es maravilloso?
Pronto comienzas en el rodaje de la segunda temporada de la serie Miércoles. ¿Qué puedes adelantarnos de este nuevo proyecto? ¿Cómo es compartir la dirección de una serie con Tim Burton o Angela Robinson?
Si, bueno, ya estoy en ello. Me pillas en preproducción y Tim está ahora rodando sus capítulos. La verdad es que como imaginarás no puedo contar nada, los abogados de Netflix se enfadarían conmigo, lo único que te puedo decir es que Tim Burton es un artista cercano, sensible y con el que es un placer compartir el proceso creativo.
¿Podrías recomendar un libro, una película o serie y una canción (o banda sonora) que te hayan marcado especialmente?
Claro, recomiendo leer “Making Movies” el libro de Sidney Lumet, es muy útil incluso si no quieres dirigir. Creo que los actores aprenderán mucho de sus anécdotas con Al Pacino. Una serie, pues, la última temporada de “The Umbrella Academy” que he rodado y creo que está genial. Y una canción, me quedo con cualquiera del ‘Omega’ de Morente, últimamente el flamenco forma parte fundamental de mi vida personal y creativa.
¿Con qué tres palabras resumirías la esencia de tu profesión?
Te digo mejor una frase: “tómate muy en serio tu trabajo y no te tomes muy en serio a ti mismo”.
Por último, ¿qué es lo que más echas de menos de Sevilla al vivir en Estados Unidos?
Ha! La gente se cree esto de que vivo en Estados Unidos porque viajo mucho por todo el mundo para rodar, pero mi casa está en Madrid. Me vine a Madrid a cantar en el metro en el año 2000 y desde entonces ya lo considero mi casa porque mi pareja y mi hija viven aquí conmigo. A Sevilla voy cuando puedo y me encanta. Y a Estados Unidos solo voy en Semana Santa y en Feria, que Sevilla se pone insoportable.
Texto por Ana Mora
Diseño web por Alfonso Gómez
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