Mabel Lozano llega llena de energía a la sede del Istituto Europeo di Design (IED) y con ganas de hablar de un problema que convive con la sociedad desde hace demasiados años ya, la trata. La activista, como ella misma se define, lleva más de 12 años en la lucha para erradicar esta realidad. Una realidad dura para muchas mujeres y niñas que llegan a España buscando una vida mejor, un sueño o una simple oportunidad, que se trunca en pesadilla. 

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Su documental Chicas nuevas 24 horas, que muestra paso a paso cómo montar un negocio que mueve 32 mil millones de dólares al año, un negocio en el que todo son ganancias, pues el cuerpo de una mujer, si es joven y se cuida, puede llegar a venderse en múltiples ocasiones durante el mismo día, incluso contra su voluntad, ganó en 2016 innumerables premios como el de 'Mujeres en Unión' y estuvo nominada a los premios Goya. "Estar nominado significa dar mucha visibilidad a la denuncia porque somos un colectivo muy importante", destaca Mabel Lozano sobre estos galardones.

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Este mismo año, otro de sus cortometrajes Tribus de la Inquisición vuelve a estar nominado a los Goya: "Bolivia ostenta el puesto número dos en el ranking en linchamientos de personas a manos de otra persona bajo el paraguas de la 'justicia comunitaria', que está en su constitución, se ha llevado a quemar y a enterrar viva a la gente...". Esto, junto con la valentía de las familias de las víctimas y el boicot del Gobierno de Evo Morales, es un pequeño resumen de la realidad que vivió Mabel en Bolivia mientras se rodaba el documental. Ahora, desde la distancia, se emociona al contar el dolor de las madres o la impotencia de los familiares al ver el sufrimientos de sus seres queridos y no poder hacer nada.

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Todo esto y mucha reivindicación es lo que tiene esta entrevista en una sala de exposiciones vacía que Mabel Lozano llenó de verdades.