Las carreras con más paro en nuestro país son las de Conservación y restauración, Filosofía y Literatura. Cuentan con un 25,8%, 18,4% y 17,3% de parados, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), muy lejos de los datos oficiales realizados hace unos años por AISGE, donde mas del 90 % de los intérpretes, no pueden vivir de su trabajo.

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Cuando uno decide ser actriz o actor, no está buscando estabilidad laboral, un salario fijo y convertirse en una estrella de Hollywood. El mundo de la interpretación es una de las profesiones más vocacionales que puede existir, como cualquier profesión relacionada con las artes. También hay casos dispares, pero en 30 años de lucha y de conocer a compañeras y compañeros, la mayoría sólo busca ser feliz encima de un escenario o delante de las cámaras metiéndose en la piel de diferentes personajes a los que poder dar vida.

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El camino es duro, en muchos casos no se tiene el apoyo de la familia, padres y madres convencidos de que no es lo mejor para sus hijos, les preocupa la inestabilidad laboral, o simplemente, no lo consideran un trabajo que poder desarrollar. Cuando eres un niño, a tus padres les encanta ir a verte a la función del colegio. Mientras estudias, no te ponen problemas en subirte a escenarios independientes con compañías de teatro creadas por valientes luchadores, pero cuando ya tu objetivo es estudiar Arte Dramático, y no convertirte en abogado, médico o policía, y lo único que quieres es ser actriz o actor, cambia la cosa.

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Recuerdo ir a clases de interpretación con 16 años en la escuela municipal de Alcorcón, mi primer contacto con el mundo del teatro fue en la función del colegio con sólo 9 años, pasé de esconderme debajo de la mesa para que la profesora de teatro no me seleccionase para ningún papel, a terminar interpretando dos papeles, uno de ellos, el protagonista, que había caído enfermo dos días antes de la función, y que, por lo que fuera, tenía en mi cabeza su texto desde el primer párrafo hasta el último.

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Cuando eres un niño o un adolescente, tienes una percepción de la profesión muy idílica, crees que todo va a ser subirte a un escenario y no parar de hacer obras de teatro, sin importar nada más, que ese mágico momento entre el público y las actrices y actores. Hasta tal punto, que por un momento creí, que iba a vivir sólo del teatro, y hay muchos profesionales que tienen ese privilegio, pero somos muchos con cuchara y el pastel no es tan grande como uno creía.

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A los 30 años, después de tener bonitas épocas de estar hasta en tres montajes diferentes y de ganar en algunos casos un sobresueldo que complementaba con mis trabajos de comercial, reponedor, camarero, secretario, chofer y llegar a ser diseñador gráfico y delineante, te das cuenta que, al menos en mi caso, no puedes vivir del teatro, no puedes luchar en salas independientes donde tus amigos ya te han visto, incluso dos veces, y que han sido el público más fiel en tus últimos 10 años.

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Cuando decidí probar suerte con la ficción, lo primero de lo que te das cuenta, es que no sabes a que puertas llamar. Hace 15 años no era tan accesible hacerse un videobook, ni mandar tus fotos por email. Recuerdo ir con mi DVD, mis fotos y mi CV, a productoras para que lo dejaran en los departamentos de casting, y cruzar los dedos para que te llamasen para hacer una prueba.

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Hoy en día no es más fácil, ni más difícil, es cierto que uno se puede grabar escenas con un móvil, que muchas y muchos de nosotros hemos aprendido incluso a editar para poder tener nuestro material mucho más actualizado y así poder enviar a mails de directoras y directores de casting y que son más accesibles que hace 15 años. Pero ese es uno de los problemas que uno se puede encontrar, ¿Cómo destacar en la bandeja de entrada dónde llegarán más de cien correos diarios?

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Si hablamos de encontrar representante, posiblemente hoy en día sea más fácil encontrar uno, entre los 50 o 60 que se encuentran, pero eso no te garantiza conseguir que te vean para un casting o que tengas la oportunidad de participar en una serie o película. Hace 3 años creé una agencia junto a otras dos compañeras de profesión con el objetivo de auto-representarnos y ayudar al mayor número de compañeras y compañeros, como fuera posible. Cuando uno también se involucra en esa complicada tarea, comprueba las dificultades que se tienen para conseguir si quiera una simple prueba; ya sea presencial o con los famosos self-tape que han llegado para quedarse.

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A mis 44 años, sigo luchando por sobrevivir en esta dura realidad, mientras trabajo en producción, en un programa de política, que no tiene mucho que ver con mi verdadera vocación, pero es un trabajo y tengo que estar agradecido, o eso creo. Mis últimas intervenciones en series o películas han sido de una sesión con personajes que van desde 3 frases a unas 12 o 13, pero no debo quejarme porque he participado en los últimos 2 años en 10 producciones diferentes, algo por lo que muchas compañeros y compañeros luchan y no consiguen, por eso no me quejo, o sí. No puedo conformarme con tener dos frases en una serie, no me dediqué al mundo de la interpretación para ir 4 o 5 días al año, a grabar una sesión y soltar mi texto (con toda la ilusión, trabajo y esfuerzo) y volver a casa pensando que con eso basta. Todas y todos tenemos derecho a la pataleta, a querer más y a intentar tener una continuidad que nos llene el alma y las ganas de seguir al pie del cañón día tras día. Pero es todo muy difícil.

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Este pasado año tuve los dos castings más importantes de mi carrera, luché (porque esto es una lucha continua) por conseguir un papel con su peso en una serie de éxito, y por entrar en una serie diaria durante al menos 6 meses, pero no salió. Fueron seleccionados dos compañeros, dos actores que realizaron mejor casting y que además encajarían más para el director, para el productor o para la cadena. Porque esta no es una profesión donde sólo se valore el talento, hay una serie de factores que he aprendido con el tiempo, que tienen también mucha importancia y que no se pueden controlar. Pero eso, por mucho que yo se lo diga a mis compañeros para tratar de aliviar la pena de no haber sido seleccionado, no alivia de verdad.

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Ahora que por fin se habla de la salud mental, quiero un reconocimiento para los trabajadores de un sector como el nuestro, o como el de un bailarín, escritor, pintor, escultor y todos los que trabajan para que todo funcione a la perfección, desde guionistas, maquilladores, directores, producción… vivimos con un NO en la frente, llamando a puertas que no se abren, perdiendo oportunidades por detalles, ilusionándonos con papeles increíbles, y llorando, llorando muchas más veces de las que reímos, pero no yo, que digo tres frases en una serie, es que también lloran actrices y actores que protagonizan series y que se tiran 6 meses sin trabajar porque no hay un personaje que encaje con su perfil. Actrices y actores que un día están en un photocall firmando autógrafos, y dos meses después siguen esperando una llamada para trabajar.

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La nuestra es una profesión cruel, difícil, dolorosa, frustrante… pero es pasar un día en un set de rodaje, y se te olvida todo lo que has pasado los meses anteriores, porque sea una frase o doscientas, hacer lo que te apasiona, no se puede comparar a nada.

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Así que mi consejo es, protestar, protestar lo que haga falta, no os conforméis nunca, porque la vida solo se vive una vez y tenemos que intentar conseguir nuestras metas y sueños. Y llorar, llorar sin complejos, porque sí, está profesión es muy dura, pero es lo que llevamos dentro, muy dentro de todas y todos nosotros y que nos llena la vida.

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Como siempre, mucha fuerza, mucho ánimo y a seguir.