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El REFLEJO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA FICCIÓN ESPAÑOLA

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Retrato de una bestia a través de la interpretación

 

24 de noviembre de 2017 /

*Se entiende por violencia de género todo acto de violencia física o psicológica que se ejerza contra una mujer por parte del hombre que sea o haya sido su cónyuge o esté o haya estado ligado a ella por una relación similar de efectividad aún sin convivencia.

 

La violencia de género y las agresiones machistas se han posicionado en la ficción española a medida que este problema se ha hecho más visible en la sociedad y ha dejado de ser un tema tabú. La televisión, el cine y el teatro se hacen eco de esta lacra que afecta a las mujeres, no sólo en este día, sino todos los días del año.

 

Ellas y solo ellas se convierten en las protagonistas del 25 de noviembre, que se ha proclamado como el día Oficial contra la Violencia de Género o día Internacional de la No Violencia. Una violencia de género que en 2016 afectó a cerca de 30.000 mujeres en España, según datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

 

La terrible situación que se da en nuestro país ha llegado a traspasar y ser protagonista a la hora de crear guiones, desde Buñuel, pasando por Iciar Bollaín, hasta llegar a nuestros días. Esto, se refleja a través de algunas muestras significativas que forman parte de una lista cada vez más extensa de ficciones que impresionan al espectador con tramas centradas en la violencia de género. Escenas que horrorizan, marcan e impactan pero que ponen de manifiesto una realidad latente en nuestra sociedad.

 

Las chicas del cable llegó a nuestro país en abril de este mismo año siendo la primera serie de Netflix en España. Una  serie ambientada en el Madrid de los años 20 que habla del mundo femenino y donde las protagonistas son mujeres. Una de esas chicas que trabajan como operadoras telefónicas es Ángeles, interpretada por una visceral Maggie Civantos.

 

La trama de este personaje se centra en la vida de “una persona que se quiere separar, por las razones que sea y porque intenta ser libre, porque ha descubierto otra manera de vivir, no dependiente siempre del hombre”, nos explica el director de la serie, Carlos Sedes. Además, tenían dos criterios cuando trataban la trama de Ángeles en la ficción, por un lado el del maltrato y, por otro, la liberación de ella como mujer independiente.

 

Aunque la estética de la serie es temporal, desarrollándose alrededor de 1920, el conflicto es atemporal, ya que se traslada a la actualidad de una manera muy contundente. “Aunque nosotros lo basemos en otra época, por desgracia, esto es algo que sigue sucediendo. Se traslada de una época a otra porque los problemas siguen siendo más o menos los mismos”, señala Sedes.

 

La telefonista que encarna Maggie Civantos se encuentra con escenas muy duras de rodar, tanto explícitas como implícitas, de violencia física y de violencia psicológica por igual. Así, el director de la serie valora la actuación de la actriz: “Maggie, por su manera de entender la interpretación, es muy intensa en el buen sentido, y cuando tenía ese tipo de escenas lo pasaba mal, era muy visceral”, alaba.

 

Que la violencia, en todas sus vertientes, es cruda no es algo que se pueda obviar, pero Sedes hace hincapié en que no intentan “tratarlo de una manera frívola” y en su equipo  se lo toman “con la seriedad que se merecen estos temas”, resalta.

Otro ejemplo donde el espectador ha podido ver como la voluntad de las mujeres se ha visto reducida de manera drástica ha sido en la serie de televisión española, La sonata del silencio, un thriller sentimental ambientado en la sociedad de finales de los 40.

Fran Perea da vida a Mauricio Canales, un hombre sin escrúpulos que utiliza su cargo de juez para su propio beneficio, su personaje representa el exceso de poder e influencia. Un descontrol de poder que aplica también en su vida personal, concretamente en su relación de pareja.

“Afrontar un personaje de este tipo siempre es un reto. Hubo momentos complicados porque ni me gusta ni me sienta bien ejercer violencia, aunque sea de mentira”, destaca el actor. Además, nos desgrana como fue prepararse un papel con estas características: “Llegar a ello no fue complicado porque históricamente tenemos muchas referencias en nuestro país sobre el machismo y la violencia… por eso desgraciadamente no me costó porque hemos mamado de siempre esa sociedad machista y conocemos los patrones y casos reales. Ojalá las generaciones futuras puedan decir lo contrario. Me gustaría que tengamos capacidad de educar a las generaciones futuras en una sociedad sin maltrato”, recalca.

 

Unas imágenes que en muchas ocasiones pueden llegar a impactar al espectador, pero que nos muestran y obligan a pensar en este germen que vive en la sociedad. “Es necesario contar estas historias, la suerte que tenemos los que nos dedicamos a esto es que tenemos la posibilidad de poner un espejo y decir ‘esto existe, afrontémoslo’. Yo interpreto a un tío de posguerra pero que desgraciadamente sigue existiendo hoy en día”, afirma Fran Perea.

 

Como él mismo reconoce, interpretar a un maltratador ha sido probablemente el personaje más duro de su trayectoria profesional, “había momentos muy duros, posiblemente la escena más difícil que he rodado en mi carrera fue la violación en La sonata del silencio. Es cierto que todas estas escenas están coreografiadas desde el minuto cero para que nadie resulte herido, pero aun así al final siempre te queda una sensación desagradable en el cuerpo”.  

 

Pero este conflicto también ha llegado a la gran pantalla, en Te doy mis ojos se nos muestra un drama social dirigido por Icíar Bollaín y protagonizada por Laia Marull y Luis Tosar, una de las películas propulsoras en nuestro país en abordar la violencia machista en pantalla. Una reflexión sobre la violencia doméstica sin límites.

 

Alicia Luna, coguionista de este film, nos habla de la necesidad de contar la indignante desprotección de las mujeres, de investigar y abordar el maltrato desde varios puntos de vista: “Queríamos dar un aliento a esas mujeres diciéndoles cuéntalo, pide ayuda y sal de ahí. En aquel momento no existía el 016, la policía estaba empezando a prepararse para tratar estos casos y todavía había jueces que decían ‘no se deje usted pegar’. Era todo muy escabroso”.

 

Romper el hielo en pantalla y ser visto por millones de espectadores con un tema tan sensible como este no resulta fácil.

 

“Recuerdo a algunas mujeres que se son acercaban a la salida del cine y nos decían ‘la realidad es mucho peor’. Era muy emocionante cuando eso pasaba, porque sabías que tenías ante ti a una mujer luchando por sobrevivir a los malos tratos. Y claro que sabíamos que la realidad era peor, claro que lo sabíamos, habíamos estado piel con piel con muchas mujeres atrapadas”, afirma la guionista.

 

Ante estas reflexiones cabe recordar si necesitamos seguir contando estas historias con la mínima esperanza de poder concienciar a todos aquellos que todavía no son conscientes de este problema. 

 

“Bueno, yo no diría concienciar a la sociedad, eso es muy grande y esa labor le pertenece a las psicólogas y abogadas que han luchado durante décadas, pero sí que nos convirtieron en banderines de los malos tratos durante un par de años”, aclara Alicia Luna.

 

Nos dan sus ojos para que podamos ver la vida tan dura de esas mujeres a las que se les prohíbe ser feliz, una película que coincidió en el tiempo con la construcción de la ley contra la violencia de género. “Nunca fuimos conscientes de que estábamos construyendo una película que terminaría significando tanto”.

 

 

A pesar de que cada vez crecemos más concienciados con los valores de igualdad se siguen reproduciendo patrones sexistas, en muchas ocasiones heredados de nuestro entorno. Un ejemplo de esto se ve reflejado en la película Solas donde una de las protagonistas nos plasma esa influencia de la figura paterna en la vida y en la identidad de su personaje, María, interpretada por Ana Fernández, muestra de que la cultura y la educación ejercen un peso más que importante en esta repetición de conductas.

 

“Ella sale a pesar de todo el lastre que lleva encima de haber sido una niña maltratada. Mi personaje ha vivido rodeada del maltrato del padre hacía su madre. Hay muchas mujeres en este personaje, mujeres que me inspiraron y que, de cada una de ellas hice un pequeño gesto. Esto es una especie de homenaje a todas ellas”, destaca la actriz.

 

La relación de María con su novio camionero es una relación basada en el dominio, reproduciendo así los patrones machistas sobre los que se ha construido la relación de sus padres.

 

“Ella está en una relación de maltrato repitiendo lo que ella había vivido antes y lo que había vivido su madre, sin ser consciente de ello de pronto es maltratada también por su pareja y de pronto sale de ese maltrato, no quiere vivir este mismo infierno”, destaca Ana Fernández.

 

Su director, Benito Zambrano, presenta retratos masculinos extremos. Una película que refleja la construcción de la identidad femenina con retratos de mujeres que ayudan a comprender la situación del maltrato diario en sus vidas.

“Vivimos en una cultura machista y pensamos que poco a poco va evolucionando y ganando terreno el feminismo. El personaje de Solas me hizo vivir desde la oscuridad y la intensidad”, relata la actriz.

Pero no solo en lo audiovisual podemos ver estas tramas, la violencia de género también ha traspasado diferentes formatos llegando al teatro.

 

Es el caso de Elígete una idea original de Miriam Díaz Aroca, un mensaje motivador, de conquista y de confianza que tiene con fin visibilizar y hacer ruido sobre este drama. Una  propuesta escénica con testimonios reales de mujeres que ya han superado ese infierno.

 

La intérprete nos relata la esencia de esta propuesta escénica; “Mi personaje aporta un hecho, muestra una realidad que existe y a partir de ahí hablamos de lo que es salir de la vergüenza y del qué dirán. Planteamos un lema final ‘Vamos a sumar fuerzas, para multiplicar resultados’”.

 

Un mensaje claro y fuerte: “Más allá del 25N, tiene que ser todos los días. Hay que convencer constantemente de que los maltratos son todos los días del año, no solamente un día y una fecha”, aclara la actriz.

No solamente en nuestro país la violencia de género se convierte en la protagonista de la historia de la ficción. Como ya hemos visto, son cada vez más las producciones de todo el mundo que reflejan y llevan a la interpretación las realidades de este problema. The Handmaid’s Tale o Big Little Lies son algunas de las producciones extranjeras protagonizadas por mujeres que relatan escenas de este tipo y que han logrado convertirse en las grandes revelaciones de esta temporada a nivel mundial.

 

Nos siguen horrorizando esas imágenes que representan la realidad latente de millones de mujeres, pero es necesario conocerlas. La televisión, el cine o el teatro se convierten así, en un altavoz que sobrepasa límites y llega a millones de hogares para lanzar este mensaje y entender que vivieron, viven y lamentablemente seguirán viviendo mujeres a las que la vida no les sonríe.

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