En el homenaje que se le hará a José Luis Gómez coincidiendo con el 25 aniversario de la creación del Teatro de La Abadía, seguro que se hablará mucho de la palabra. La palabra y la intención con la que se dice esa palabra es elemento clave de la formación que los actores reciben en la escuela de ese teatro.
Para decir esa palabra que forman los textos teatrales se necesita una voz. Lo que la convierte en una herramienta clave en la profesión actoral. Un bien muy preciado del que depende en gran medida la interpretación. Lo que transmiten los actores y las actrices cuando trabajan. Y no digamos si además esos profesionales tienen que cantar. Cuando se mal usa o se abusa de esa voz es cuando se produce trastornos vocales. Es decir, la afonía (pérdida de la voz), la disfonía (alteración de la voz en cualquiera de sus tres cualidades: altura, intensidad y timbre) y disodia (alteración de la voz cantada).
La Dra. María Luisa de la Cruz Cantos, especialista en medicina del trabajo y logopeda, recomienda las siguientes medidas de higiene vocal para tratar de prevenir dichas alteraciones y patologías de la voz:
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No beber alcohol en exceso
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Evitar las bebidas muy frías o muy calientes. Sin embargo, hay que estar muy bien hidratado y beber agua con asiduidad, incluso puede venir bien tomar té tibio con limón antes de empezar.
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Comer y masticar relajadamente.
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Evitar las comidas grasientas y muy picantes
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Evitar el consumo de manzanas o de pipas antes de actuar pues al contacto con la saliva producen un líquido que es muy irritante para las cuerdas vocales.
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Limitar el uso de la voz. En este caso, es muy importante el descanso (no hablar o hablar poco) después de una función muy exigente vocalmente o, si son muy largas, introducir intermedios para poder descansar la voz durante los mismos (como por ejemplo se hace en el montaje de Jerusalem que se puede ver ahora mismo en el Centro Dramático Nacional y que dura tres horas o el de Hijos de Grecia de la compañía Los Números Imaginarios que dura 11 horas.)
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Cuando se hable, hacerlo pausadamente, con un tono óptimo y una intensidad moderada, sin realizar fuerza con el cuello y/o los músculos de la cara.
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No chillar
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Evitar hablar más alto que el ruido ambiental. Por ejemplo, en las discotecas es mejor hablar poco y bailar mucho.
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Evitar aclarar la garganta continuamente, carraspear o toser fuerte. Esto hace que las cuerdas vocales choquen entre ellas con gran fuerza y se inflamen más
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Evitar los irritantes laríngeos como pueden ser el humo (de ahí la importancia de no fumar) o los ambientes polvorientos.
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Evitar los cambios bruscos de temperatura.
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Evitar los ambientes secos (p.e.: los ambientes con calefacciones muy altas.)
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Evitar el agotamiento, la falta de sueño, el descontrol emocional y la tensión psíquica.
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Usar el apoyo diafragmático en aquellas funciones que se tenga que hablar mucho tiempo seguido, usar la voz de forma intensa o cantar.
Son medidas sencillas que deberían aprenderse en cualquier escuela de interpretación actoral. De tal manera que los interpretes los automatizaran, como la gente ha automatizado ponerse el cinturón cuando se sube a un coche.
En dichas escuelas, también se deberían hacer prácticas con la voz en recintos de acústica y/o tamaños diferentes. Entrenarse para aprender a modular correctamente en condiciones ambientales diferentes.
Como también se debería enseñar el uso correcto de las cajas de resonancia que tienen los seres humanos. Como es el caso de la boca. Se podría decir que la boca es como el cuerpo de una guitarra, y las cuerdas vocales serían las cuerdas de la guitarra que se tocan, se hacen vibrar, para producir un sonido, la voz.
Por último, hay que tener en cuenta las diferencias individuales. No todas las personas son iguales. Esto hace que haya unas personas más sensibles que otras a desarrollar patologías de las cuerdas vocales. Sensibilidad que está relacionada con factores que se pueden modificar, como son el mal uso de la voz. Y con otros que no se pueden cambiar, como son la edad y el sexo. Por ejemplo, los nódulos vocales, que son engrosamientos localizados en las cuerdas vocales, son más frecuentes en la treintena y en las mujeres.
Todo este conocimiento debería ser aplicado en todas las producciones siguiendo la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL 31/1995). Esto significa que específicamente para las exigencias vocales de una producción, los actores y actrices deberían:
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Ser informados de los riesgos que tienen para la voz.
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Ser formados en función de las exigencias vocales de la producción. Es decir, proporcionar una persona como Vicente Fuentes en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, pero que en vez de enseñar a decir el verso, de trabajar la prosodia del mismo, fuera un profesor que enseñase a usar correctamente la voz.
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Ofrecerles condiciones de trabajo adecuadas. Como pueden ser las condiciones ambientales de los camerinos en las que no se ponga el riesgo la voz por exceso de calor, de frío o de sequedad ambiental. U ofrecerles facilidades para estar bien hidratados. Así como introducir intermedios en producciones largas y/o muy exigentes con la voz. O establecer una programación que facilite el descanso adecuado y suficiente entre representaciones.
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Ofrecerles vigilancia de la salud, es decir, exámenes de salud, tanto al principio de la producción, y tras haber firmado el contrato, como a lo largo del tiempo que dure el mismo. El objetivo es establecer la sensibilidad individual cuando alguien se incorpora a la producción, para introducir más medidas si fueran necesarias. Y hacer controles periódicamente para ver si las medidas preventivas están funcionando o hacer diagnostico precoz de posibles lesiones y poder actuar cuanto antes.
Medidas que tal vez sean difíciles de aplicar cuando se trata de producciones pequeñas con muy pocas representaciones, aunque eso no las exime de trata de ponerlas en práctica de alguna manera. Sin embargo, son medidas muy a tener en cuenta en ese teatro comercial que se eterniza en cartelera, ya sea en una sola ciudad o haciendo giras, como pueden ser los musicales o las comedias protagonizadas por actores y actrices muy populares. Porque la voz es una gran parte de lo que un actor o una actriz es, de lo que rentabiliza un espectáculo, y hay que cuidarla.