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BLANCA

PORTILLO

"Mi profesión es el sitio de mi recreo"

Por: Ana Mora

Enero de 2024

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“La vejez llega cuando empiezas a mirar más hacia atrás que hacia delante”, reflexiona la actriz Blanca Portillo en una maravillosa charla que comparte con Actores & Actrices Revista, al preguntarle por su perspectiva tras cuarenta años de oficio en el mundo de la interpretación. “Cuando la gente me recuerda lo que llevo atrás, les digo que yo no tengo ninguna gana de mirar hacia atrás, yo quiero mirar hacia delante”, recalca.

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Blanca Portillo para Actores & Actrices Revista. Foto: Ana Mora

Con un brillo especial en los ojos y una sensibilidad poco común, Blanca nos concede un paseo por sus personajes, para ella, reliquias guardadas cuidadosamente “en una galería diáfana donde están todos tapaditos con una sábana para que se conserven, de vez en cuando, levantas, los recuerdas y los vuelves a tapar”. Desde Hamlet, Segismundo, Medea o Aurora Rodríguez Carballeira en teatro; a Agustina, Maixabel o la reciente Teresa en cine; pasado por la televisión: “¿cómo me voy a olvidar de Carlota?”. Todos ellos, para Blanca, “personajes que abren los ojos a emociones que desconocías, a defectos que no sabías y descubres en ti”. Cada una de estas vidas habitadas por la artista ahora reposan bajo esa tela mágica que custodia la riqueza de su bagaje personal y profesional, un recorrido que le ha llevado a sentir el calor y el cariño de sus compañeros de profesión, reflejado en las catorce nominaciones que ha recibido a los Premios de la Unión de Actores y Actrices, de las cuales, finalmente, siete galardones han llevado su nombre en las tres categorías, cine, teatro y televisión. “Los premios de la Unión forman parte de mi vida, de nuestra vida como actores, como profesionales, son los premios de «casita», de los compañeros” sonríe la artista.

 

Sin embargo, tras todos estos personajes, se alza una Blanca sin abalorios, sin adornos, sin colorantes ni conservantes, una “mujer muy normal”, “que tiene muchos miedos, que se asusta, tiene frío y necesita mucho cariño”. Palabras con las que Blanca destapa su ser más sincero, desmaquillado de toda caracterización, para recibir así, “como persona” y no como personaje, el reconocimiento de cuarenta años de profesionalidad, entrega y pasión.

Nuestra conversación con Blanca pronto se convierte en un homenaje a las artes, en una reivindicación de la cultura, de una cultura libre, enriquecedora y valiente, que refleje la diversidad y la complejidad del mundo, al servicio de la más pura sabiduría, de la reflexión y de un espíritu crítico siempre abierto a la duda: “la duda es lo que te hace avanzar, investigar en la vida, experimentar”. “Todo lo que tenga que ver con lo artístico, principalmente el teatro –sospecho–, es muy inquietante, da mucho miedo, porque es un lugar que te hace pensar y sentir, te mueve el suelo, te hace replantearte las cosas”; “los inmovilistas, que en el fondo son cobardes, siempre van a intentar censurar, eso está en la historia”.

 

Las letras y la lengua se suman al alegato cultural de Blanca Portillo al reconocer la valía del lenguaje y de su contrario, el silencio, imprescindible para que la palabra sea pronunciada. Con ello, la artista reivindica el mal uso que hacemos hoy de la palabra, el poco cuidado que prestamos a su selección, a su variedad o a su pronunciación, pues los términos se nos escapan de la boca sin apenas criterio, sin entonarlas y, a menudo, carentes de contenido. “Cada vez usamos menos palabras para definirnos, con una palabra queremos decirlo todo (…) decimos simplemente «estoy mal» pero, tu estar mal no es lo mismo que mi estar mal”. 

Precisamente sobre la palabra y su ausencia versan Silencio y Teresa, dos de los últimos trabajos realizados por la artista. Ambos son adaptaciones de textos de Juan Mayorga; el primero, su discurso de ingreso en la Real Academia Española que la actriz protagonizó en el escenario; el segundo, la adaptación de La lengua en pedazos, llevada a la gran pantalla por la directora Paula Ortiz, donde Blanca encarna la poderosa figura de Santa Teresa.

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      Cada vez usamos menos palabras para definirnos, con una palabra queremos decirlo todo 

      En la vida parece que está prohibido equivocarse,
es algo que casi nunca nos
concedemos

Blanca Portillo para Actores & Actrices Revista. Foto: Ana Mora

     Está demostrado, en la vida si no hay unión de gente que se sume para reivindicar, poco nos van a escuchar; sentir que tienes el apoyo de un grupo real es importantísimo

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Blanca Portillo para Actores & Actrices Revista. Foto: Ana Mora

 

Recapitulando a sus inicios, la artista nos cuenta que fue de la mano de un profesor de la asignatura ‘Geografía turística’ del curso de ‘Azafata de Congresos y Relaciones Públicas’, como descubrió el mundo de la interpretación y del teatro. Más tarde llegaría la cámara, y con ella, el audiovisual, el cine y la televisión. Fue este primer maestro, “un señor muy culto e ilustrado”, quien la “convidó” a formar parte de su grupo teatral, abriendo así todo un horizonte que daría un giro completo a su vida para abrazar para siempre lo que ella reconoce como “el sitio de mi recreo”: su profesión

Con cariño y admiración Blanca nos habla de Pepe Estruch, otro de los grandes maestros de su vida que le ha acompañado siempre. “No confíes en el talento y ponte a trabajar”, le decía el sabio. El director teatral le enseñó todo lo que de “resistencia” tiene este oficio, “un actor debería ser todo un resistente, (…) me dijo: esta profesión te puede echar, pero tú aguanta, confía, sigue, trabaja… y así es, todo es una carrera de fondo”

Asimismo, son la empatía y el derecho al error dos joyas de la corona con la que se alza la interpretación. “Los actores, si hay algo que hacemos es interpretar, es decir, ponernos siempre en el lugar del otro, (…) yo soy ese otro ser que tengo que encarnar, por lo que tengo que entenderlo, comprenderlo, aceptarlo". "Aunque haya personajes injustificables, tenemos que ser comprensivos con ellos para poder entrar en su mundo y encarnarlos”. 


A menudo, es precisamente en el fallo donde hallamos la ganancia y el acierto. En este sentido, Blanca Portillo reivindica el error como un derecho, un derecho que hemos de permitirnos tanto personal como profesionalmente. “En la vida parece que está prohibido equivocarse, es algo que casi nunca nos concedemos”. “Los actores si no nos equivocamos no llegamos a ningún lado; y en la vida, más de lo mismo, para llegar a algún sitio te tienes que equivocar, no vamos a hacer todo siempre bien a la primera, es imposible”.

Blanca Portillo reconoce el vínculo incondicional e imprescindible que le ha unido a la Unión de Actores y Actrices desde sus inicios, poniendo en valor el poder de la colaboración, del diálogo y de la alianza dentro de la profesión. “Yo llevo en la Unión desde el principio, creo que debo tener el carnet dos o tres” sonríe nostálgica recordando sus primeros años. “Está demostrado, en la vida si no hay unión de gente que se sume para reivindicar, poco nos van a escuchar, sentir que tienes el apoyo de un grupo real es importantísimo”. “A veces se nos olvida que pertenecemos a una profesión muy delicada, que exige muchísimo esfuerzo y que no siempre se valora en su justa medida, porque ser famoso no es que estén valorando tu trabajo”. “Yo pertenezco a esto y lo tengo que luchar y lo tengo que defender”, reflexiona la actriz echando la mirada hacia el otro lado del Atlántico, “veo a los americanos, todos unidos y el sector tiembla”. 
 
Finalmente, Blanca dirige un mensaje a las nuevas generaciones de intérpretes en reivindicación de la conciencia y el reconocimiento de la profesión. “Pediría a los jóvenes que no se olviden de que esto es un trabajo que le tiene que durar muchos años, que las galas y los oropeles son circunstanciales, hay que trabajar y hacer de la profesión un lugar digno, con sus derechos y obligaciones”. “Sin ese concepto de profesión es muy difícil que resistas y se produce un deterioro: cuando alguien se salta las normas y tú lo aceptas, estás dañando a toda la profesión”. 

“Yo creo que la vejez todavía no me ha llegado”, sonríe Blanca. “Es que esto es muy divertido y muy apasionante, porque es intenso y te hace vibrar, eso no tiene precio”. En un intento de hacer balance sobre su carrera, la devoción por su trabajo no le permite a la actriz dejar la mirada posada en lo ya hecho. El deseo de aprendizaje y de crecimiento lleva a Blanca Portillo a asentar sus deseos sobre la dirección o la escritura, dos tareas con las que dice atreverse en un futuro. “Tengo ganas de lo que venga, algo vendrá en mi busca”, sonríe la artista, a quien, tras cuarenta años sobre los escenarios y delante de la cámara, solo le quedan ganas de más. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Blanca Portillo para Actores & Actrices Revista. Foto: Ana Mora

· Vídeo, fotografías y texto por Ana Mora

· Producción, diseño web por Alfonso Gómez

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