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MANOLO

SOLO

De ‘character role’ al nuevo y aclamado protagonista de Víctor Erice en Cerrar los ojos

Por: Ana Mora

Febrero de 2024

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¿Qué se siente al llevar el peso de la narración en la gran pantalla? ¿Cuál es la importancia de los secundarios en la trama? La perfección: ¿nos limita o nos libera? ¿Cuál es el poder y el límite de nuestra identidad? ¿Y el reto al que nos enfrenta la inteligencia artificial? Estas son algunas de las cuestiones sobre las que charlamos y reflexionamos con el actor Manolo Solo, nuevo invitado de Actores & Actrices Revista. 

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Manolo Solo  para Actores & Actrices Revista. Foto: Ana Mora

El de Manolo Solo es el nuevo rostro que se ilumina con esa luz cálida que tanto caracteriza a la cinematografía del consagrado director Víctor Erice quien, tras treinta años sin rodar películas, estrenó su nueva cinta Cerrar los ojos a finales de 2023. Miguel Garay es el protagonista al que el actor andaluz da vida en este nuevo largometraje, del que emerge todo un homenaje a la cinematografía y a su poder evocador para la construcción de la identidad y la memoria. En definitiva, ir al cine para ver cine sobre cine.

 

El papel de Miguel Garay ha supuesto para Manolo todo un reto interpretativo. Además del privilegio, el respeto y la responsabilidad que de por sí conlleva dar vida a este –también– cineasta dentro de la trama de Erice; con él, nuestro invitado confiesa haber salido, en cierto modo, de su dinámica de actuación, algo más vinculada a personajes secundarios que le acostumbraban a ser, como él mismo describe, “un francotirador «de llegar, pegar y me voy»”, “pero aquí es llegar, pegar y estar cada día siendo ese personaje”.

“Afronté la prueba muy nervioso, muy nervioso, porque me imponía mucho la figura de un mito del cine español” revela, “pero, por lo que sea, me cogió, ¡la lotería!”. Según cuenta, el tener maneras diferentes de enfocar la interpretación endureció el trabajo en el set, pero pronto Manolo supo encajar su visión con la del director. “Creo que nos entendimos bastante bien, me siento un privilegiado”. Ahora Manolo habla de “resiliencia, concentración, excentración –estar dentro, fuera– y cada día mantener y administrar la energía”, palabras con las que se refiere a su experiencia en este trabajo.

Miralles en El buen Patrón (2021), Roberto en Girasoles silvestres (2022), Celso de Guevara en La peste (2018), Santi Triana en Tarde para la ira (2016) o Garcés en El laberinto del fauno (2006) son tan solo algunos de los muchos, variados e inolvidables personajes secundarios o de reparto a los que el actor Manolo Solo ha dado vida a lo largo de su carrera. “A mi me gusta más calificarme con un adjetivo que viene del mundo anglosajón: ‘character role’, un «actor de carácter», se trata de personajes diferentes, con peculiaridades muy fuertes, llamativas y con cierta dificultad”. Así se refiere el intérprete a la esencia y a la importancia que entrañan estos papeles en sí mismos, fundamentales para el desarrollo de la trama.

Sin duda, todos estos trabajos han aderezado el bagaje de Manolo Solo como actor, “da muchísima experiencia el haber hecho tanto secundario, te hace ponerte delante de la cámara con otro talante”, “conseguir la tranquilidad en un set de rodaje para un actor creo que es una de las cosas más complicadas, y más cuando eres un secundario, porque normalmente ruedas uno o dos días, no tienes familiaridad con el equipo”, “cada día es un «llegar y resolver», y ese resolver también te pone las pilas y te curte muchísimo”.

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     El haber hecho tanto secundario te hace ponerte delante de la cámara con otro talante

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Manolo Solo  para Actores & Actrices Revista. Fotos: Ana Mora

La identidad es uno de los temas fundamentales del largometraje de Erice. Aparece vinculada al poder de la memoria como ingrediente fundamental para la construcción de quienes somos. Se trata de “cerrar los ojos” en un esfuerzo por recordar desde dentro, por apelar al pasado y a lo vivido para construir la identidad que nos conforma en el presente.

 

Es, precisamente, un juego de identidades en lo que consiste la interpretación. “Realmente, es más el jugar a ser otros que ser otros”, reflexiona Manolo. “A mí es algo que me conecta con la infancia directamente, cuando todavía no tienes tu propio «yo» formado y tienes la capacidad o las ganas de ser otros”, “y la curiosidad también, va vinculado a una curiosidad sobre los demás, a la observación de vidas”. Según dice, en la construcción de personajes hay mucho de saber leer la vida, de proyectar una mirada atenta a la cotidianidad que permita llenar el baúl de registros, gestos, muletillas, palabras, expresiones y, en definitiva, soluciones que permitan conformar caracteres. “La gente está actuando en la vida veinticuatro horas al día, el ser consciente de eso y reconocer una situación «interesante» hace que podamos usarla, forma parte de los archivos de forma inconsciente”.

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Fotograma película 'Cerrar los ojos'

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Fotograma película 'Cerrar los ojos'

La reflexión sobre el ser y la identidad nos lleva a hablar sobre la aparición de nuevas realidades que llegan a nuestro presente haciendo tambalear asuntos como estos. Se trata del desarrollo de la inteligencia artificial que, indudablemente, produce cambios en todos los ámbitos vinculados a la creación y al trabajo artístico. En palabras de Manolo: “no solo con mi voz, sino con mi cara; se puede añadir a una película una secuencia con mi cuerpo y mi voz sin haberla grabado yo”. Situaciones como estas nos sitúan en una era donde ya no solo “está en juego” el ser de los personajes, sino también la propia identidad de los profesionales de la interpretación, aquella “que está debajo y sustenta a la del personaje”. Retos como este evidencian la urgencia de proteger y legislar en torno a los derechos de creadores y artistas, “se abre un mundo legal donde vamos a tener bastante que pelear”.

 

Hablamos también de La desconocida, otro de los últimos trabajos del intérprete quien, junto a la actriz Laia Manzanares, ha protagonizado esta inquietante trama sobre un caso de abuso infantil. “Él es un caso de ciberacoso en sí mismo porque es un ciberacosador de tomo y lomo”, puntualiza Manolo entre risas para describir a su personaje en esta cinta dirigida por Pablo Maqueda. Según nos cuenta, papeles tan perversos y complicados como este llevan al actor a plantearse muchas dudas ante las que ha de tomar decisiones “¿cómo haría esto?”, “¿por qué?”, “¿para qué?”. Para encarnarlo, es necesario “dejar el juicio aparte, acercarme entendiéndolo en la medida de lo posible”, “no voy a comprender sus móviles al cien por cien, pero se trata de intentar hurgar en la parte más oscura de mí para levantar el personaje sin hacer una parodia”. Es un intento de “meterlo a él en mí y yo meterme en él, de «citarnos en terreno neutral» e intentar una fusión”.

Manolo, al igual que Laia, su compañera de encuadre en La desconocida, reconoce la reciprocidad en la relación profesional y personal que consiguieron fraguar: “a veces se da la conexión con una compañera y he agradecido especialmente que en un vínculo tan duro entre los personajes, nosotros pudiéramos tener esa vía de escape a través del humor”. 

 

Haciendo balance, nuestro invitado reconoce que el arriesgar y el salir de su zona de confort ha sido, quizás, lo que le ha aportado un mayor crecimiento profesional. Ya le ocurrió, por ejemplo, con Santi Triana, su personaje en la película Tarde para la ira, de Raúl Arévalo, quien le brindó el Goya a mejor actor de reparto, un papel que Manolo recuerda “no tanto por todo lo que me dio a nivel reconocimiento y premios, sino por trabajar desde un sitio diferente, arriesgarme a ‘partirme la cara’ y realizar una composición externa del personaje que yo solo hago cuando el papel está muy distante a mí”. Es algo así como “que no tengo agarraderas para tocar con los instrumentos de mi orquesta en esa mesa de mezclas (…) y eso me hizo estar en una inseguridad tremenda”, “si no llega a ser por la confianza que me dio Raúl Arévalo, yo no lo hubiera llevado a cabo”, reconoce.

 

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     La interpretación es un jugar a ser otros

     Tengo ganas de atreverme a dirigir, me lo pide el cuerpo, pero me lo frena la mente

Manolo Solo  para Actores & Actrices Revista. Foto: Ana Mora

Y es que la perfección y el sentido de la responsabilidad por cumplir unas expectativas a veces autoimpuestas son dos de las cualidades que acompañan a Manolo en su quehacer profesional. “Soy consciente de que debería ser más generoso conmigo y permitirme aprender de mis errores en aquello que es más desconocido para mí, debería concederme el impulso y permitirme ‘cagarla’”. En ese sentido, y con la mirada puesta en el futuro, el actor nos confiesa su deseo ambivalente por explorar la dirección, “tengo ganas de atreverme a dirigir, me lo pide el cuerpo, pero me lo frena la mente, una parte de ese perfeccionismo me lleva a pensar «si no es para hacerlo muy bien, no lo hago»”.

 

Quizás, el papel de Miguel Garay haya permitido a Manolo despegarse, de alguna manera, de esa perfección envolvente y liberar la parte más humana de la creatividad, sin miedo a no estar a la altura, permitiéndose simplemente ser ese cineasta en búsqueda de su amigo perdido, pues, como él mismo reconoce, con un personaje de tal peso “no hace falta que estés maravilloso en todas las secuencias; además es imposible, eres un ser humano, no puedes estar perfecto grabando todos los días de principio a fin”.

 

No obstante, si hay algo que nunca ha hecho Manolo a pesar de la tiranía de su perfección, es desoír su voz interna. Según cuenta, desde niño tenía muy claro su sueño “yo de muy pequeño quería ser actor, lo tenía muy claro, de hecho, quería ser «niño actor», pero por circunstancias de la vida, por aquel entonces no tenía sentido”. Tras un encuentro con un antiguo amigo que revivió su gusto por la actuación, fue el mundo del cortometraje lo que abrió las puertas del cine al intérprete andaluz, quien nunca pensó que llegaría a pisar un set de rodaje “me gusta muchísimo el cine, pero no era una aspiración que creyera que pudiera realizar, sin embargo, empecé a hacer cortos (…) y fue aprendizaje, aprendizaje, aprendizaje, con mucha torpeza por mi parte, pero también con mucha pasión”.

· Video, fotografías y texto por Ana Mora

· Diseño web y producción por Alfonso Gómez

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