©CIRQUE DU SOLEIL
Algunas personas que habían leído el artículo anterior sobre la prevención de riesgos laborales en el Cirque du Soleil se sorprendieron que al poco tiempo apareciese en las noticias el accidente mortal sufrido por un acróbata mientras representaba un espectáculo del circo en Tampa, Florida. No ha sido el primero, ha habido otros accidentes mortales (pocos) que, incluso, han afectado directamente al hijo de uno de los fundadores del circo.
Esta triste noticia siempre hay que lamentarla y, una vez producida, tratar de que no se vuelva a repetir. Como ya se ha comentado en esta sección, los artistas deben correr única y exclusivamente riesgos artísticos, pero no riesgos que pongan en peligro su seguridad ni su salud. Ni la de ellos, ni los equipos que les acompañan o el público.
De manera tradicional, las políticas y procedimientos en prevención de riesgos laborales o seguridad y salud se focalizan en contabilizar accidentes de trabajo, cuando hay daños a la salud de los trabajadores, e incidentes, cuando no hay daños personales pero si se puso a las personas en riesgo e investigarlos para que no se vuelvan a producir. El objetivo es que esa contabilidad sea “0” accidentes. Una forma de entender la prevención según la cual si hay ausencia de accidentes e incidentes como los que ya han sucedido es que hay seguridad. Y que esa ausencia se consigue con el mero cumplimiento normativo mediante la procedimentación y la estandarización de procesos.
Sin embargo, a medida que avanza la investigación en prevención de riesgos laborales o seguridad y salud parece ser que esto no es así. Que esta forma de hacer prevención más tarde o más pronto acaba contabilizando incidentes y, lo que es peor, accidentes. Siempre se cuenta la anécdota de aquella empresa que se disponía a celebrar un año sin accidentes y justo el mismo día que se iba a celebrar se produjo un accidente mortal. Esto se debe a que la azarosa vida real siempre tiene por donde colarse.
Como consecuencia ha aparecido un nuevo enfoque de la prevención de riesgos laborales llamado “Visión Zero” en el que el “0 accidentes” es una ambición que exige un esfuerzo sostenido y colectivo, y un proceso continuo en el que la seguridad y salud se convierte en un valor estratégico de la empresa, de la organización.
Esta concepción cambia completamente la forma de trabajo en prevención. Una organización, como podría ser un circo, una productora de cine o de teatro, con Visión Zero, no estaría tan atenta a que no ocurriesen accidentes como a desarrollar de forma continua la salud de sus trabajadores. No tan focalizada en buscar responsables y causas de los daños para la salud, como de buscar buenas experiencias y prácticas en salud, previas al daño para ponerlas en práctica y convertirlas en parte de la vida del show must go on.
Al final sigue siendo un tema de compromiso personal e individual con la propia salud y la de todos los que forman esa organización. De cuidar ese valor que tienen y no hacer nada que pueda dañarlo, empeorarlo o disminuirlo. Un sistema que antes de estar fijo a unos riesgos estandarizados e identificados con una estática herramienta como son las evaluaciones de riesgo y los exámenes de salud (los antiguamente conocidos por reconocimientos médicos), está atento a la vida, a los cambios que se producen en la misma y se sabe adaptar porque todos los que componen la organización han desarrollado competencias para ello. Donde no es tan importante tener el riesgo controlado como trabajar conjuntamente, empresa y trabajadores, en la mejora continua de condiciones de trabajo. Antes que estar pendiente de cumplir una norma, por naturaleza estática y conservadora de una situación y de un estatus, estar pendiente de lo que es de justicia.
Formas de gestión transversales, donde la participación para la co-creación y la co-innovación necesita de la interacción continua entre los expertos y los que conocen el trabajo que se realiza en escena o en un plató, en el caso de los actores y las actrices. Trabajar para que la acrobacia, la pirueta, el salto, el subirse a una silla, el lanzarse en plancha, sea artísticamente bello e interesante, claro, y a la vez, saludable. Poder, se puede. Solo hay que vivir en la pista de circo, en el escenario o en el plató con visión zero.